OpenMandriva: Mageia (Mageia 9) 20/Agosto/2023 - Anuncio, Descargas.
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La libertad de elección
ATENCION: Está usted a punto de leer una disertación desordenada sobre la falta de libertad en nuestro país, y posiblemente en Europa y resto del mundo. Sino entiende nada de lo que explico, corre usted el peligro de ser utilizado y menospreciado por determinado lado oscuro de nuestra sociedad.
Una de las cosas que más me atrajo de los sistemas GNU/Linux, era la libertad que llevaban implícita. Una licencia como la GPL no pasa desapercibida para alguien como yo que cree en la lucha por la igualdad y la libertad de elección. Creí desde el primer momento en esa revolución recién descubierta para mí.
Aún así, por encima de la GPL, creo en la libertad del usuario y del programador a escoger. En la libertad del usuario a escoger qué software quiere utilizar, y la del programador para seleccionar qué licencia quiere aplicar a su software. Esas son para mí las dos libertades que han de primar siempre.
Por eso, de entre todas las distribuciones que utilicé durante dos años, la que más me gustó en espíritu y compromiso fue la anteriormente conocida como Mandrake Linux. No seguía un contrato social como el de Debian, pero su espíritu parecía, en la práctica, bastante cercano al mismo y además con un compromiso claro de facilitar el trabajo al sufrido usuario de software. Porque al final, el sistema operativo es un medio y no un fin. Y cuando ese concepto se pervierte es fácil no entender que el usuario no busca usar un sistema operativo, sino realizar cualquier otra tarea que necesita del sistema operativo. Cuanto menos necesite el sistema del usuario, más se podrá centrar éste en su tarea principal. Esa que es el verdadero objetivo de su trabajo, a la que realmente quiere dedicar tiempo.
Para mí no ha habido dudas durante mucho tiempo. Mandrake Linux marcaba un buen camino. No el único, pero sí uno bueno. Con el tiempo, en esa distribución se distinguió claramente entre software libre y comercial. El usuario podía instalar de buenas a primeras un sistema completamente libre, y luego pervertirlo a su gusto. Más tarde se añadieron las 8 reglas de oro. Seguían sin ser el contrato de Debian, pero para el gusto de este consumidor se trataba de un compromiso claro y eficaz con los usuarios de una distribución, que no olvidemos, tenía una compañía detrás.
Sí, una compañía deseando hacer dinero con una distribución GNU/Linux. Para algunos una perversión absoluta, un juego de malabares, un engaño, una personificación del demonio. Para mí eso no es más que la habitual excusa con la que un usuario de sistemas GNU/Linux justifica no haber invertido jamás ni tiempo ni dinero en el desarrollo del software que usa.
Eso, me temo, rompe las reglas del juego, al menos moralmente. Porque si sacamos provecho del trabajo de otros, de alguna forma debiéramos recompensar dicha inversión. Y no valen palabras de ánimo, mensajes encendidos en barrapunto o slashdot, o cualquier otra holgazanería.
Creo en la necesidad imperiosa de que el Software libre sea el sustento de un nuevo modelo de hacer negocio. Más justo, más equilibrado, menos discriminatorio. Uno puede invertir el dinero en que una empresa mejore o mantenga el producto que usa, o bien invertir él mismo su esfuerzo en esas mismas labores. Eso abre las puertas al desarrollo de la industria local del software, de los servicios y de la sociedad en general. Nos libera de un yugo esclavizador al depender de una única empresa, del hecho demasiado actual de que una sola empresa dirija casi totalmente el sentido de avance de la informática en los ordenadores personales.
Pero para que esta revolución sea posible, tienen que acompañarnos también otras revoluciones. Los derechos de autor. Estamos prisioneros. Lo queramos o no. En este país, una sola entidad, que se dice sin ánimo de lucro pero que todos identificamos como $GA€, amenaza nuestros derechos más elementales. Eso es un claro indicativo de que algo va mal, muy mal. Y no es sólo en nuestro país. Se trata de un problema global, pero posiblemente sólo en los países industrializados del primer mundo. Sí, así están las cosas. Mientras en Europa no somos capaces de prohibir para siempre jamás algo tan absurdo como las patentes de software, en los países pobres van comprendiendo cómo pueden afectar a su ya maltrecha economía y libertad. La India y Brasil ya son territorios que, durante un tiempo, se saben a salvo de semejante estrangulamiento. Y no es para tomar a broma. La India posee el mayor potencial informático del planeta. Lo que allí ocurra en este ámbito puede influirnos a todos. Porque, poco a poco, la informática está presente en nuestra vida de una forma abrumadora. Casi dependemos de ella en el mismo grado que de la electricidad. Salvo una excepción. Sin electricidad, no hay informática.
Internet es una de esas grandes creaciones de la informática. Antes lo fue el ordenador personal. ¿características que reunen ambas? Son libres. Los protocolos de comunicación de internet, TCP/IP son totalmente libres. La especificación del PC, fue libre porque su inventor, IBM, no dio importancia a su invento y decidió no registrarlo. Los dos grandes impulsores de la informática, el PC e Internet, lo son precisamente porque fueron libres. Que hubo otros factores, seguro, indispensable. Pero el primero fue la libertad de elección que proporcionaban.
La situación con los derechos de autor es de alguna forma catastrófica. Hablaré sólo del caso español, pero fuera no está mejor, sino que en algunos casos es peor aún. No tenemos, o no quieren que tengamos, la capacidad de hacer con nuestras obras y creaciones lo que queramos. Nos obligan a que para publicar debamos pertencer a alguna sociedad "gestora de derechos de autor". No hay ni una sola editorial nacional que se atreva a publicar un libro sino se entrega la acreditación correspondiente de haber pagado a la $GA€. Eso pervierte desde el inicio nuestros derechos de autor. Y recuerdo que, en España, somos más de cuarenta millones de autores. Todos tenemos capacidad creativa, y todos creamos algo en cada instante de nuestra vida. El PC e Internet nos han proporcionado los medios suficientes para prescindir de las editoriales, discográficas y cualquier otro intermediario dispuesto a hacer negocio con las obras intelectuales de otros.
Ellos lo saben, y por eso se empeñan en criminalizarnos, violando incluso la ley por acusarnos injustamente de actos delictivos que no hemos cometido. Los propios jueces caen en sus engaños y criminalizan a la sociedad en sus autos. El gobierno parece una simple marioneta y urde planes y tristes campañas llenas de mentiras para mantener atada a esta sociedad que de una vez por todas se quiere liberar del yugo esclavizador de ciertos gremios medievales.
Jorge Cortell sufre censura, disimulada, pero censura al fin y al cabo, por querer hablar alto y claro, tal y como debieran hacerlo nuestros políticos escogidos por la sociedad Española, que no por la $ociedad General de Autores y €ditores, para defender nuestros derechos que ya están bien manifestados en nuestros código penal y civil.
Y no solo es esa $GA€, también está Cedro, DAMA, y otras que se irán sumando seguramente a la extorsión continuada que sufrimos los cuarenta millones de españoles.
Con las patentes de software podrían destruir la que para mí está siendo ya la tercera revolución de la informática. El Software Libre. No podía ser de otra forma. Ya teníamos casi todas nuestras herramientas libres: el soporte (el PC), el medio de comunicación (Internet), y faltaba la herramienta que las utilizara manteniendo esa libertad. El Software Libre. El no depender de ninguna empresa o nación para poseer y desarrollar software.
Todo es una encrucijada. Todo confluye al final en un mismo camino. Estamos en plena revolución. Hay una lucha, que empieza a ser muy cruenta y despiadada. Cada uno que tome su camino y luche como pueda.
Celebro que llevo ya dos años sin comprar ni discos, ni libros ni películas ni software que no sea libre.
Queridos autores. Sí, sigo consumiendo sus obras no libres (excepto el software privativo que, de momento, no necesito ni puedo pagar). La copia privada me lo permite. Pero es más. Estoy deseando pagar por ellas, a sus creadores, autores y demás. Pero a ustedes y a nadie más. Así que ya saben, pueden pasar por mi puerta que yo les pagaré por su obra. Pero no me envíen a nadie de la $GA€ que no le abriré la puerta. Al ladrón mejor no dejarle entrar en casa.
- Blog de villacampa
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Usuario
# 6557 Lo peor
Que llevas razón.
Lo de las patentes de software es una pena y lo de la $GA€ (queda curioso así) no tiene nombre.
Saludos
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Dos reglas para tener el éxito definitivo en la vida:
1.- Nunca diga todo lo que sabe
2.-
Linux User: #334181
jabber: parver@jabber.com
Usuario
# 6559 Cortar y pegar
Aplausos.
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Linux User: 355357
Hemos venido a pasar el rato.
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Hemos venido a pasar el rato.
BOFH
# 6572 Plash plash
Me encanta tio, de hecho voy a dejarlo en los libros para que no se pierda.
La libertad de elección
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JID: capi_x@capix.sytes.net
BOFH
# 6573 buffff
Creo que me siento algo sobrepasado. Gracias por vuestros comentarios, aunque considero que sobrevalorais este texto. No es más que una retaila de pensamientos inconexos, que no dirán nada o liarán o dejará con muchas dudas a quien no sepa nada de lo que hablo. Es una causa del cabreo que llevo encima al observar los últimos acontecimientos.
Recientemente participé en las manifestaciones en contra de las patentes de software, junto a Richard Stallman al que no tenía el placer o desgracia de conocer, y sigo sin tenerlo. Sólo le vi en la distancia.
Y poco después surgió todo el escabroso asunto de la censura encubierta a Jorge Cortell desde un servicio público como es la Universidad Pública. Esa universidad que toda la sociedad paga y cuyos dirigentes parecen empeñados en que el trabajado que desarrolle la misma sólo sea para su propio beneficio. No sé entonces para qué se mantiene con nuestros impuestos a la universidad PUBLICA.
Veo como esa libertad que de niño pensaba que tenía, no es cierta. Se me ha derrumbado un mito y solo ahora alcanzo a comprender que nos falta mucho camino por recorrer para que la libertad que tenemos para andar por las calles (si realmente eso es así), llegue también a otros muchos aspectos esenciales de nuestra vida.
Oí decir una vez a Imanol Arias, que estuvo en la cárcel por estar en contra del régimen franquista, que a través de la serie "Cuéntame" se dió cuenta del tremendo papel que jugó la gente normal de la calle para que la transición se produjera.
Porque él, y otros como él, eran conscientes y lucharon contra lo que pensaban que era una injusticia. Pero que estando en la cárcel, los que realmente llevaban el pais hacia adelante eran los que permanecían fuera, conscientes o no de la realidad que les rodeaba.
Creo que eso va a pasar de nuevo. Es necesaria la existencia de esos "mártires" que arenguen a la sociedad recordándoles lo que no funciona y hay que cambiar. Y luego, el resto de la sociedad será determinante a la hora de dirigir el cambio.
Es muy sencillo. Es fácil dar un derecho a la sociedad, pero es muy difícil que una vez dado ésta acepte o comprenda su eliminación. Los derechos de autor están ahí. Las ganas de ser libres para pensar, escribir, dibujar, componer, soñar las tenemos todos. Y ya nos han dado las herramientas para que seamos nosotros mismos quienes las divulguemos de forma casi inmediata por medio mundo. Hay una revolución que yo creo que ya no pueden parar. Quizás retrasar su avance definitivo, pero nunca parar. Eso sí, nunca está de más alzar la voz de vez en cuando para que unos pocos no nos engañen a unos muchos.
De verdad, muchas gracias por los comentarios que habéis puesto, y que quizás algunos pongan (me da igual que sean a favor o críticos).
Este texto sólo estaba pensado para descargar mi adrenalina. Que cosas :)
Usuario
# 7424 :-)
Muy bueno, villacampa. Me ha gustado mucho :)